"¿Cuántos años vive
un perro?"
Es la pregunta que
nos hacíamos anoche en clases. Es la pregunta que te hacías anoche, amiga. Es la
pregunta que tenemos que hacernos al menos —me temo, una vez en la vida.
Y es que nada es
para siempre (lo sabes). Pero…
Siempre tendrás los
benditos malos ratos que te hizo pasar. Siempre te quedará ese zapato mordido
por aquel adorable infeliz, baboso sin remordimientos. Adorable. Los muebles
lleno de pelos, sucios por sus patas pezuñentas. El (su) olor particular que
llenaba toda la sala y que no se aguantaba,
pidiendo a gritos un baño. Baño que era todo un reto, una gozada. Pensarás
en esos momentos y quizás rompas en llanto, quizás —después, una sonrisa, y
quizás te des cuenta que fueron los mejores momentos que alguien te pudo dar
sin pedir grandes ostentaciones a cambio, —esas que pedimos todos porque no
sabemos vivir. Él, que solo te hacia feliz
por un abrazo, un plato lleno de comida y un lugar donde dormir. Atento
siempre a tu llegada en el portal agitando lo que parecía ser una cola. Cada
noche que llegabas de esa nefasta universidad (en la que cargas con todos tus
malestares) ataviada, irresponsable de tus emociones; soltabas tus bolsos y
todo —absolutamente todo, perdía volumen frente a él, que sentía pasar una eternidad desde la mañana, donde
fue la última vez que te vio. El te cargaba los malos días, las puteadas de los
jefes, las clases que no entendías.
Haberle dedicado
una vida (10 años para nosotros, toda una aventura para ellos). Llamarlo “hijo
mío”. Educarlo (¡porque era educado!), curarlo,
atenderlo. Dormir con él.
“Que le hablabas en el idioma que solo ustedes
dos sabían entender. Los demás solo te veían gritándole como esperando que
hable, y a él respondiendo con silencios, agachando la cabeza”.
Ese idioma no se
cuenta, se vive.
Los demás dirán que
solo fue una mascota, que es una pena su deceso. Pero no es cierto. Ellos no
saben. Ellos no conocen ese lenguaje. Ellos no saben qué es un compañero de
viaje.
Pero tú, que se te
va el alma en cada viaje, sabes que eso no es verdad.
No es una
mascota. Es una parte de nuestra vida,
la más tierna, la más honesta. La parte en donde amamos sin condiciones y con
mucha paciencia. Que nos aguantamos todo, donde nos damos tiempo para ser feliz
a otro ser vivo. Darle cariño.
¿Cuántos años vive un perro? Toda una vida si
sabes a lo que me refiero.
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